El sábado por la noche, cuando fuimos a La alberca, al aparcar en una de las calles del pueblo, vimos un gatito negro.. Martín se enamoró. (Yo le tengo miedo a los gatos, bueno, respeto, al menos) Lo estuvimos buscando después de la función, pero no lo encontramos.
Anoche, después de una maravillosa cena, le dije a Martín que fuéramos a buscar al gato.
Y lo encontramos, increíble pero cierto. Cuando uno desea algo con muchas ganas lo consigue.
Ahora está durmiendo en el sofá del salón...
PD: hoy se ha parado a mirar fijamente el cuadro de Yetem? que pintó Virginia el día del estreno, en Peribeca.
Es un gato artista!
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