Está más o menos claro que interpretar debe ser considerado como un juego.
Un juego serio y profundo en el que el actor o intérprete debe viajar a diferentes mundos.
Para jugar hay que imaginar. Por eso todo el enfoque del teatro debe basarse en el desarrollo de la imaginación.
El actor debe tener una imaginación totalmente disparada. Todo creador, en realidad.
Todo ser humano nace con una capacidad asombrosa de imaginación que se desarrolla a partir de los dos años, más o menos...
Por eso, Mirko, (mi sobrino) que tiene un año y 10 meses es ya capaz de cocinar e imaginar el fuego, probar la comida, añadir sal, pimienta o limón... Está creando un mundo que existe en su mente y que comparte con los otros.
Por eso Lara ( mi sobrina) juega a hacer la maleta (valija, como ella dice) y esperar a que salga su avión. Y mete en la maleta: un peluche, una olla, etc... Y mientras habla conmigo por teléfono, me dice " ohh, se me escapó otro avión. Tengo que esperar el siguiente"
Todos hemos nacido con ese don. Con ese don tan gratuito y útil, que nos permite estar y hacer lo que nos apetezca.
El trabajo está en recuperarlo después de un tiempo, en el que quizá ha estado un poquito más dormido...
Sólo imaginando podemos interpretar, construir personajes, llorar, reir o enfadarnos en escena.
Por eso vamos a hacer todo lo posible por despertar la imaginación, después vendrá el resto... No hay prisa.
¡¡Ahora disfrutemos del placer de jugar!!
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